viernes, 20 de julio de 2007

(random)


Toda obra necesita un soporte.

Un texto, una imagen, debe sostenerse de un lugar en el espacio.

Un libro, un museo, la calle, la red?

Pensamos en superficies portátiles. La red conecta, permite la circulación, pero todo está ahí, dentro de ella.

Intentamos una nueva circulación.

Intentamos generar un pequeño contenedor para la vastedad.

Un recuerdo, un tesoro, un objeto.

Que contenga, de a poco, lo que los demás quieren decir.

La red nos permite apropiarnos rápidamente de mil imágenes, de mil textos.

Qué sucede con ellos? Aparecen?

Quizás podamos aprovecharnos de la naturaleza reproductible de ciertas obras, y abrir, lentamente, una nueva forma de circulación.

Permitir al creador, de alguna forma, que el que realmente se interesa por su trabajo pueda conservar un pedazo de él.

De la forma más simple. Y permitir al creador, a su vez, elegir la calidad y la forma en que su obra pueda ser conservada y contemplada.

Para eso, generamos contenedores.

Para recuperar el momento lúdico de un encuentro real.

Para darle un valor diferente, nuevo, fetichista.

Para inventar coleccionistas.

Para jugar, y que no se desvanezca.